El pasado domingo 15 de noviembre de 2015 me dispuse a disfrutar junto a mi familia del Día del Patrimonio Mundial en el que hoy día es el monumento más visitado de España: La Alhambra. Sin embargo, el mundo no se encontraba precisamente en un día de celebraciones.
No habían pasado ni 48 horas de los atentados sucedidos en París y mis peores temores ya se habían confirmado.
El miedo ya había más que penetrado en las vidas de muchas personas. Las razones para sentirse aterrado estaban más que confirmadas.
La previsión de que la Alhambra recibiera su afluencia máxima de visitantes se quedó en eso, en una previsión.
Hablando con uno de los guardias del recinto confirmé mis premisas: el número de visitantes no superaba ni la mitad alcanzada el año anterior a tal fecha.
¿Qué había motivado que un monumento como la Alhambra de Granada no se llenara el día en que las entradas eran gratuitas?
Tras lo ocurrido en París, ningún otro lugar de Europa parecía sitio seguro.
Durante el fin de semana escuché comentarios de todo tipo:
- “¿Vas a ir a la Alhambra? Estás loco, Granada está en alerta 4”
- “¿Has visto las noticias? Dicen que Granada se encuentra en el punto de mira de los terroristas, junto a Roma y Londres”
Estoy seguro de que este tipo de comentarios no han sido únicamente pronunciados en mi ciudad y te son bastante familiares.
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Ten cuidado con lo que lees
Vivimos en la sociedad de la información. Somos conscientes de todo lo ocurrido en el mundo en cuestión de segundos y prácticamente es imposible mantenerse al margen de lo que ocurre en el exterior.
Sin embargo, resulta sumamente sencillo convertirse en víctimas de este arma de doble filo.
Antes de leer cualquier artículo o publicación, me aseguro de comprobar dos pequeños detalles:
- La fecha de publicación del artículo.
- La fuente de la noticia.
Yo mismo podría publicar un artículo en mi blog en el que te contara que el mundo llegará a su fin en unos pocos meses. No tendría más que asegurarme de escribir un título fácilmente viralizable y darle un toque creíble a mi fantasiosa historia, para muy pronto ver como miles de personas empiezan a difundir mi publicación por las redes sociales.
Así que, antes de empezar a compartir u opinar acerca de cualquier tema, asegúrate de que tus fuentes son fiables.
¿Qué motivación existe más allá de generar miedo en el compartir una noticia de hace más de año y medio que habla sobre la aparentemente soñada reconquista de Al-Ándalus por parte del DAESH?
Lo mismo ocurre con los demás medios de comunicación.
Me gusta asegurarme de estar al día de todo lo que ocurre en el mundo, pero un consumo abusivo de esta información únicamente va a traerme frustración y más miedo.
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El verdadero miedo
Ante toda esta situación que estamos viviendo, parece que lo más coherente es quedarse en casa mientras vemos como el mundo va consumiéndose conforme el odio y el miedo van haciéndose más fuertes.
Para mí, esto es un error.
Es cierto que a nivel personal poco podemos hacer. Hay acontecimientos que escapan completamente de nuestro control. No tenemos ni idea de qué ocurrirá en los próximos meses, semanas e incluso días, pero eso no es algo de lo que debamos preocuparnos porque, como te he dicho, está fuera de nuestro alcance.
Pero sí que hay algo que podemos hacer: dejar de alimentar el odio y el miedo.
No temo visitar la Alhambra por el simple hecho de que el miedo generalizado me diga que va a ser asaltada.
No tengo miedo de viajar a otras capitales europeas.
De hecho, tampoco cancelaría un hipotético viaje navideño a la capital francesa si así fuera.
Lo que realmente me da miedo es algo completamente diferente.
Tendría miedo de llamarme Mohamed o Amatullah.
De ser víctima de cientos de miradas acusatorias e indiscriminadas por tener una determinada apariencia física.
Tendría miedo de ser el centro de atención en aeropuertos y de que el guardia de seguridad me registrase como si de un asesino se tratase, mientras el resto de pasajeros me observan con odio y miedo. Únicamente porque mi pasaporte indica que procedo de un país árabe.
Estaría acojonado de que por ser Musulman recibiera una soberana paliza por parte de unos radicales antislamistas mientras regreso a casa tras haber salido a cenar con amigos.
La empatía es una de las capacidades más valiosas del ser humano.
El mundo ya lo está demostrando al solidarizarse con nuestros vecinos franceses, pero no hay que olvidarse del resto de la humanidad.
Ya lo dijo Yoda en la Guerra de las Galaxias, «El miedo lleva la ira, la ira lleva al odio, el odio lleva al sufrimiento y el sufrimiento al lado oscuro».
Por qué deberías viajar a un país árabe hoy más que nunca
Ahora más que nunca, es el momento de que hagas ese viaje a Marruecos, Argelia, Egipto o cualquier otro país árabe no afectado por la guerra.
Los prejuicios son una de las mayores maldiciones del ser humano y es en estos momentos de crítica situación cuando hacen su puesta en escena.
«Viajar es un ejercicio con consecuencias fatales para los prejuicios, la intolerancia y la estrechez de mente».- Mark Twain.
Esa intolerancia es justamente lo que hay que evitar a toda costa. Los prejuicios son uno de los peores males de las sociedades actuales.
Entre todos los artículos que leí, encontré uno que hablaba sobre las aparentes intenciones del Estado Islámico con sus actuaciones terroristas:
Generar miedo. Un miedo que únicamente nos lleve al odio y el rechazo.
Actuando en nombre de Alá, terminarían provocando la ira de las sociedades occidentales hacia todo lo relacionado con el Islam, forzando la expulsión de todo musulman de occidente y obligándolos a unirse a su causa.
Sea o no cierta esta hipótesis, lo que sí es completamente real es que tenemos un papel más importante del que creemos. La misión de cuidar y apoyarnos los unos a los otros y de actuar con empatía.
Tengo amigos árabes en mi ciudad, Granada. Pero también hice buenos amigos durante mi viaje a Marruecos el mes pasado.
Personas que me abrieron las puertas de su casa como si de un hermano se tratase y que compartieron conmigo todo aquello que tenían.
Viajar es la respuesta que estás buscando si, aunque sea en una mínima porción, hay cierto resquemor en ti hacia todo lo relacionado con el conocido como mundo árabe.
Ya criticó Stephen King en su cuenta de Twitter esta postura de odio hacia el Islam:
“Odiar a todos los musulmanes por lo que pasó en París es como odiar a todos los cristianos por la iglesia baptista de Westboro que odia a los gays”.
No alimentemos el terror con más terror.
#PrayForParis
#PrayForTheWorld
Oliver.-
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