Ahora que nos hemos despedido de este 2017, llega el momento de coger papel y boli, sentarse en algún lugar tranquilo y reflexionar sobre todo lo vivido.
Este ejercicio de introspección que voy a mostrarte me encanta. A parte del chute de motivación que te inyectará asimilar todos los aprendizajes y experiencias vividas, este balance anual te ayudará a:
- Echar la mirada atrás para ser consciente de todo lo puede dar de sí un único año.
- Observar el rumbo que ha ido tomando tu vida y descubrir si está alineado con tus objetivos y tu estilo de vida ideal.
- Asimilar las cosas que han ido bien y no tan bien en estos 12 meses. Sentirte orgulloso por tus logros e interiorizar las lecciones aprendidas en cada uno de tus tropiezos.
Tendemos a sobrevalorar lo que podemos llegar a conseguir en un día e infravaloramos todo lo que puede lograrse a lo largo de todo un año
De ahí que mis propósitos de año nuevo hayan pasado a convertirse en objetivos a corto plazo. Conseguir algo en un año parece una tarea muy compleja, pero si se divide el trabajo en pequeños pasitos al final del año te sorprenderás de todo el camino que has llegado a recorrer.
Pero de esto ya te hablaré en otro momento.
Para comerte este 2018 primero tendrás que tragarte todo lo pasado y abrir hueco para lo que está por venir.
Así ha sido mi 2017. Espero que te sirva de ejemplo para que tú también puedas seguir tu camino y sigamos creciendo juntos.
Índice de contenidos
Lo que ha ido bien
Mi salud se ha mantenido impecable
Como dijo un día el bueno de H durante nuestro periplo a Santiago, los únicos problemas que de verdad deberían preocuparnos son aquellos relacionados con nuestra salud.
Y en este sentido puedo decir abiertamente que este 2017 he gozado de una estupenda salud. El único día que recuerdo haber enfermado fue en Tailandia, y todo por culpa de una sopa de tomate recalentada que no debí haberme bebido. ¿Resultado? Una noche vomitando y al día siguiente otra vez como nuevo.
He viajado tanto como he querido.
Otro gran año marcado por viajes importantes. No te exagero diciéndote que no he parado en casa más de dos semanas seguidas.
Cuando empecé este proyecto hace casi tres años lo hice con la intención de construir un estilo de vida que me permitiera viajar tanto como quisiese, sin depender de los horarios de un trabajo como empleado ni del permiso de un jefe para cumplir mis sueños, aunque eso me obligara a renunciar a una estabilidad y seguridad económica.
He seguido organizando expediciones en grupo.
Cuando arranqué Oliver Trip no tenía muy claro cuales iban a ser mis vías de ingresos.
Al organizar mi primera expedición en grupo, descubrí que era algo que me apasionaba hacer: vivir aventuras con gente que compartía mi visión de vida, viajando a mi manera, y generando ingresos mientras ayudo a otras personas a vivir experiencias inolvidables. ¿Qué mejor trabajo podía tener?
Aprovecho para recordarte que este 8 de febrero abro inscripciones para las expediciones en grupo que organizaré este 2018.
He ampliado mis habilidades audiovisuales
Seguir grabando mis aventuras me ha permitido mejorar en este ámbito y han aumentado mis ganas por seguir formándome y aprendiendo en este mundillo audiovisual.
He mejorado mi inglés
Aprender la lengua anglosajona ha sido una de las decisiones más importantes que he tomado en mi vida. Los beneficios de hablar inglés son infinitos y la cantidad de oportunidades que te abre son innumerables.
Los dos meses en Tailandia y mis tres semanas en Escocia, me sirvieron para no llevar al desuso mi inglés y seguir mejorándolo.
Me encanta hablar idiomas y ojalá fuera capaz de hablarlos todos.
Todavía recuerdo aquel momento de iluminación junto a mis compañeros de hostel en Edimburgo. Darme cuenta de que llevaba varias horas hablando un idioma que no era el mío y haberme olvidado por completo de mi lengua materna, despertó en mí un sentimiento de orgullo y realización personal bestial.
He conocido gente increíble y forjado grandes amistades
Desde Mariona, con quien he tenido la oportunidad de vivir momentos que ninguno olvidaremos y con quien he compartido tanto, hasta mi equipo de esta segunda expedición, pasando tanto por aquellos que se mantuvieron a mi lado como por quienes llegaron a mi vida en los momentos que más lo necesitaba.
¡Gracias!
He probado nuevas cosas.
Cuando digo que los momentos de mayor crecimiento están ligados a salir de la zona de confort, lo digo por algo.
Tanto si estas en una etapa en la que no tienes ni idea de qué hacer con tu vida, como si lo tienes totalmente claro, seguir probando cosas nuevas va a permitirte conocerte mejor a ti mismo, tus gustos, tus aficiones, lo que se te da bien y lo que no, aquello en lo que te gustaría formarte, y un largo etc.
Y yo este 2017 he probado muchas cosas a parte de insectos fritos en Tailandia, como dar mi primera gran charla ante más de 200 personas en Tribucamp, organizar el evento aniversario de Camino Sin Límites, o descubrir nuevas formas de conseguir alojamiento gratuito intercambiando mis habilidades.
Lo que no ha ido tan bien
Pero no todo el camino ha sido de color rosa. Renunciar a una vida estable, estar constantemente cambiando de casa, ser tu propio jefe y trabajar en tu proyecto. Todo forma parte del precio a pagar por esta libertad.
Una libertad que, aunque suene muy idílica, no siempre se desarrolla tan bien como a uno le gustaría.
He dejado el deporte aparcado.
2016 fue el año en que más en forma me he sentido con total diferencia. Y es que aquellos 800 kilómetros de Camino de Santiago con Juanlu fueron deporte suficiente para una temporada.
Este año, entre tantos cambios y viajes, me ha sido imposible de establecerme una rutina de ejercicios para seguir en forma. Es cierto que apenas he engordado, pero echo de menos esa energía extra que sentía en mis días de camino.
También es cierto que voy sumando años y que cada vez puedo permitirme menos descuidos. Caminar es lo que mejor me ha sentado hasta ahora (qué abuelo está sonando esto). No, en serio, cuando más adelgazo es estando de viaje, ¡y no por dejar de comer precisamente!
He vuelto a fumar
El tabaco es otra de esas batallas absurdas que tengo que quitarme de encima de una vez por todas.
Lo dejé una larga temporada antes del Camino, pero luego volví. En Tailandia volví a dejarlo unos meses, pero el estrés que pasé al organizar el evento aniversario me volvió a pasar factura y acabé retomándolo.
Sí, lo sé, fumar es algo totalmente absurdo, sin sentido y que dejó de estar “de moda” hace tiempo.
Me he dispersado demasiado.
Uno de los problemas que puedes tener al probar muchas cosas nuevas, es que acabes dispersándote y dejando a un lado las tareas más importantes.
A mitad de año tenía pensado sacar a la venta una guía de mi ciudad, Granada, y lanzarla en el blog. Pero entre vídeos, viajes en grupo, viajes en pareja y en solitario, he estado retrasando mi proyecto de guía durante demasiado tiempo.
Algo parecido me ha pasado con los vídeos del canal. A falta de unos pocos capítulos para acabar la serie de Tailandia tuve que hacer parón para poder trabajar a fondo en el evento aniversario de Camino Sin Límites. Luego me fui a Escocia y me lié con nuevos vídeos, ¡y ahí sigo!
Todo en mi mente acaba siendo caótico en algún momento, pero luego me paro, reflexiono, y vuelvo a planificar. Y así, pues bueno, ¡voy sobreviviendo a la locura!
¡Welcome to my life!
Crisis existenciales que pasan factura
Dejando a un lado mi dispersión, el pasar por una nueva crisis existencial al regresar de Tailandia también me ha acabado pasando factura.
Antes, cuando trabajaba de camarero o como informador turístico en Granada, mi estado emocional no tenía un peso demasiado grande en, digamos, mi productividad.
Pero cuando se trata de trabajos creativos, como lleva siendo mi caso en estos últimos tres años, resulta muy complicado mantener el foco en un proyecto si hay algo dentro de ti que no termina de encajar.
Hace unos días, hablando con mi madre sobre el tema, le comenté que si un escritor, por ejemplo, no está “inspirado” o no se encuentra bien emocionalmente, va a serle muy difícil sacar el trabajo adelante.
En mi caso esto ha sido en buena parte lo que me ha sucedido. Y de ahí que este 2018 lleguen nuevos cambios a mi vida y haya decidido dedicar más tiempo a escucharme y a ver cómo me siento en cada momento.
Lecciones aprendidas
Los errores sirven para aprender de ellos y seguir creciendo.
Caerte y ser consciente de qué te hizo tropezar nos sirve para ser más precavidos y tomar mejores decisiones en un futuro. La experiencia es la base y si no reconocemos nuestros errores difícilmente podremos asimilar todo el trabajo previo.
Estas han sido algunas de las lecciones más importantes que me llevo de este 2017:
Hay que tener un plan.
Mi vida todos estos años ha estado bastante ligada a la improvisación y al ir avanzando según mis emociones. Esto está bien, y es algo que no pretendo cambiar, al menos no del todo, pero sí es cierto que para crecer de manera eficiente es vital una buena organización y planificación, tanto a nivel personal como profesional.
Viajar para escapar no sirve de nada.
Estos últimos meses del año, al no encontrarme bien emocionalmente, los he pasado vagando de un lugar para otro con la excusa de desconectar. Viajar siempre ayuda a aclarar las ideas, pero hacerlo sin un propósito u objetivo concreto hace que acabe perdiendo todo el sentido. Como solución, este año planificaré mejor mis viajes e intentaré controlar más mis impulsos aventureros.
Nunca hay que dejar de escucharse a uno mismo.
Somos seres cambiantes que evolucionamos en función de las experiencias que vivimos a lo largo de nuestra vida. Estos cambios provocan en nosotros disparidad de emociones, buenas y no tan buenas. Si ignoramos nuestros sentimientos, estos acaban jugando una mala pasada tarde o temprano, haciendo que el pozo en el que puedas encontrarte se haga cada vez más profundo.
Trabajar los proyectos de uno en uno.
Mi cabeza cada vez está más loca y las nuevas ideas y sueños por cumplir se multiplican como panes. Siempre digo que el verdadero problema sería estar en blanco, sin propósitos ni sueños que perseguir, pero ya sabes lo que dicen: quien mucho abarca poco aprieta. Para cumplir con todo lo que te propongas es clave aprender a priorizar e ir avanzando pasito a pasito.
Este último año, tras toda la repercusión de Camino Sin Límites, he estado constantemente recibiendo propuestas de colaboración, de entrevistas, de nuevos proyectos y un largo etcétera. Si quiero ser más productivo este 2018, necesito aprender a decir que no a todo aquello que no me acerque a mis objetivos. De lo contrario, acabaré dejando a un lado mis prioridades y serán terceros quienes organicen mi agenda, tal y como me ha venido pasando bastante a menudo este año.
Nunca hay que dejar de invertir en uno mismo.
Y para finalizar, la última y mayor lección de todas, es no dejar de cultivarse uno mismo. Seguir formándote en aquello que te apasiona, rodeándote de gente que te inspira y ayuda a cumplir tus sueños, y siendo más consciente que nunca del momento en que te encuentras.
Ahora es tu turno
- ¿Qué tal ha sido tu 2017? ¿Cómo lo resumirías si solo pudieras usar una palabra?
- ¿Cuáles han sido las mayores lecciones que has aprendido este año?
¡Cuéntamelo todo en los comentarios! Te estaré esperando,
Oliver.-
6 comments