Cómo superar tu depresión post viaje sin hundirte en el intento

Depresion post viaje

 

Tu aventura llega a su fin. Regresas a casa y te sientes como un puzzle emocional con patas.

Nadie a tu alrededor te entiende y tú no encuentras las palabras adecuadas para expresar todo lo que acabas de vivir.

El regreso a la rutina y al trabajo te está matando y sientes que no podrás soportar esta situación por mucho más tiempo. Pensabas que unos días durmiendo sobre tu conocida cama curarían esa depresión post viaje, pero pronto te das cuenta de que tu espíritu aventurero ha despertado y quiere invitarte a bailar de nuevo.

Creías que el antes y el durante del viaje serían jodidos, pero para nada imaginabas que la vuelta a casa se haría tan dura.

Todo viajero ha pasado y sigue pasando por esta etapa llena de preguntas y confusiones.

Hoy quiero compartir contigo algunos de mis mejores consejos para salir de esta extraña situación por todo lo alto y aprender a convivir con esta versión actualizada de ti mismo.

¿Estás preparado?

 

Tómate unos días de descanso

Coger tu mochila e irte de aventuras por el mundo es, sin duda alguna, una de las actividades más intensas que uno pueda llevar a cabo. Y como buen viajero, estoy convencido de que así lo crees tu también.

Por unos días, semanas o meses dejas atrás todo lo conocido para romper de lleno con la rutina y darle una buena patada a tu zona de confort.

Tu cerebro se autoprograma y te muestra partes que hasta entonces desconocías:

  • Pasas días y días escuchando y hablando en idiomas a los que no estás acostumbrado.
  • Caminas en una sola jornada más de lo que sueles hacer en una semana.
  • Te enfrentas a nuevos retos a diario, ya sea buscar alojamiento para las próximas noches o encontrar la manera más económica para desplazarte a tu próximo destino.
  • Aprendes a gestionar tu bolsillo como nunca antes lo habías hecho. Cada euro, dollar o baht tailandés cuenta.
  • Tu mente se mantiene alerta las 24 horas, ya sea para prevenir taxistas espabilados que intentan darte alguna que otra vuelta adicional o para evitar perderte más de lo estrictamente necesario.
  • Y lo más importante, tu vida se convierte en una montaña rusa emocional que te hará replantearte absolutamente todo.

A menos que tu viaje se reduzca a pasar el día tumbado en una hamaca en la playa y beber mojitos, a tu regreso a casa estarás exhausto. Un agotamiento mental mucho más intenso que cualquier otra fatiga física.

Si a este cansancio acumulado le sumas un regreso a tu rutina por todo lo alto, lo vas a pasar muy, pero que muy mal.

  • Abres tu bandeja de correo electrónico y te encuentras con cientos de e-mails y tareas pendientes.
  • Desactivas el modo avión y empiezan a bombardearte con llamadas y mensajes de Whats App relacionados con tu trabajo.
  • Llegas a tu oficina y tu jefe te hace hacer horas extras para poder atender todas las tareas que se han acumulado.
  • Regresas a tu clase de universidad y tus compañeros te cuentan todos los trabajos y exámenes que han programado en tu ausencia.

¡Basta!

Vas a volverte loco, o lo que es peor, vas a caer en una depresión de caballo si intentas abarcarlo todo y actúas como si nada hubiera pasado.

 

Tu viaje ha marcado un antes y un después en tu vida. Date algo de tiempo para asimilarlo todo y hacer que tu vuelta a la normalidad sea lo más llevadera posible:

Cuando finalizó mi segunda expedición al desierto, a mediados de marzo, decidí alterar mi regreso a casa y escaparme unos días a Barcelona para visitar a amigos y reconectar con el “mundo real”.

De cara a mi trabajo, en lugar de ponerme de lleno con tareas más complejas, preferí arrancar atendiendo, poco a poco, todos los e-mails que se habían acumulado.

Sustituí mis tareas de creación de contenidos por tareas de organización y planificación. Más sencillas y prácticas teniendo en cuenta mis actuales emociones.

Si tu trabajo no te da esta flexibilidad y libertad para gestionar tu tiempo y tus tareas, intenta que tu regreso no coincida con tu reincoporación al curro.

¡No hay peor sensación que volver de un viaje y tener que aguantar a tu jefe 8 o 9 horas al día siguiente!

Necesitas recuperarte de todas las experiencias, emociones y aprendizajes que el viaje te ha regalado. Tu aventura no termina cuando tomas asiento en tu avión de regreso. Es en este momento cuando empieza una nueva fase igual de importante que la de preparación o la de disfrute de tu viaje: la de asimilación.

 

Depresion post viaje

 

Abre tu corazón y comparte tus emociones

Nadie te entiende.

Tus amigos y familiares se interesan por tu viaje y tú, con la misma ilusión que un niño abriendo sus regalos de Navidad, les enseñas las fotos de cuando atravesabas el desierto a camello, les cuentas lo divertido que fue recorrer Tailandia en moto o les transmites el enorme miedo que sentiste cuando te perdiste de madrugada por la Medina de Estambul.

No quieres que ese momento termine. Si por ti fuera pasarías horas y horas compartiendo con ellos cada una de tus vivencias y aprendizajes.

Pero de repente, ese impulso de querer contarlo todo empieza a desvanecerse conforme pasan los minutos.

Te das cuenta de que tus amigos no te están prestando toda la atención que te gustaría.

Medias sonrisas, leves movimientos de arriba a abajo con la cabeza o miradas hacia otro lado confirman tus premisas.

¡No lo intentes! Tus amigos están a años luz de entender cómo te sientes en este momento y, por mucho que te esfuerces en encontrar las palabras exactas, no vas a conseguir que empaticen contigo.

Un “¡Me alegro mucho, tío!” y un “De puta madre”, serán todo lo que sacarás de esa conversación.

Cuando menos lo esperes, acabaréis hablando de lo bien que se lo pasaron tomando cervezas el otro día o de la chica con la que se enrolló tu amigo Pepe el sábado pasado en la discoteca.

En este momento, una extraña sensación de tristeza te sacará de allí.

Tu cuerpo seguirá con tus amigos, pero tu mente ha cogido la mochila y regresado a tus mejores días de aventura.

Sientes impotencia y decepción por tus amigos.

“¿No les interesa lo que les estoy contando?”, “¿Acaso no les importa mi felicidad?”

Quítate estos pensamientos de la cabeza. Todo es mucho más simple que eso.

 

Por un lado, es probable que sientan algo de envidia y no les apetezca escuchar todos los épicos momentos que han caracterizado tu aventura.

Por otro, tienes que entender que su alma viajera todavía no ha despertado y que por mucho que lo intentes, va a ser muy complicado que conecten contigo en este momento.

Pero no puedes quedarte con eso dentro. ¡Necesitas sacar todas esas emociones al exterior!

Quizá sea buena idea retomar el contacto con ese amigo aventurero con el que hace tiempo que no hablas o ampliar tu red de amistades asistiendo a eventos y quedadas de viajeros.

Necesitas conectar con aquellas personas que ya han vivido lo que tú.

Otros viajeros que estarían encantados de escucharte:

  • Tus experiencias les serán de inspiración de cara a sus futuras aventuras.
  • Pasaréis las horas contando una anécdota de viaje tras otra.
  • Pondréis vuestros sueños y viajes pendientes sobre la mesa.
  • Y lo mejor de todo, pasarás a tener un nuevo mejor amigo con quien desahogarte en esos momentos en los que pareces no encajar en este mundo.

Una de las razones por las que creé Oliver Trip era precisamente para conectar con aquellas personas que compartían mis valores y mi forma de viajar y ver la vida.

Con los años he aprendido que las amistades son como las parejas. La llama se hace más grande conforme más cosas se tengan en común, pero se empieza a apagar en el momento que los caminos se bifurcan.

Cuando salgo con mis amigos de toda la vida, dejo mis experiencias de viaje y mis avances en el mundo del blogging a un lado, y me adapto al hilo de la conversación.

No se trata de dejar a unos amigos de lado para hacer otros nuevos, sino de tener claro qué cosas compartís y de darle sentido a vuestra amistad.

Con esto, habrá amigos con los que hable sobre el gol que marcó Sergio Ramos en el último partido; amigos con quienes compartiré mis futuros planes de viaje; y amigos a quien desvelaré mis nuevas ideas de negocio y estrategias de marketing.

Lo importante es tener claro qué tipo de personas necesitas en tu vida en este momento para dar salida a todo lo que el viaje ha removido en tu interior.

 

Depresion post viaje

 

Tu vida antes y después del viaje

Un proverbio chino bastante conocido entre viajeros dice lo siguiente: “Aquel que regresa de un viaje deja de ser la misma persona que lo emprendió”

Y yo puedo asegurarte que me he “actualizado” mogollón de veces.

Toda aventura conlleva una transformación personal en muchos sentidos: personal, emocional, sentimental, laboral, experimental.

Emprendes el primer paso con una idea en mente que, poco a poco, va transformándose hacia una nueva realidad:

  • Realizaste aquel viaje por Sudamérica porque necesitabas un cambio en tu vida.
  • Ya no te sientes realizado con tu trabajo y se ha convertido en algo monótono y aburrido.
  • Sientes que tu relación de pareja se está apagando y que necesitas darte un respiro para reflexionar y aclarar tus sentimientos.
  • O simplemente has decidido pasar unas vacaciones diferentes con tu familia y amigos.

Lo que está claro es que antes siquiera de comprar tu billete de avión, algo se estaba cociendo dentro de ti que te impulsó a salir ahí fuera.

Ahora regresas a casa y, aunque interiormente te sientas como un extraño sentado en tu propio sofá, actúas como si nada hubiera cambiado.

Todas aquellas experiencias, aprendizajes y amistades recién forjadas han significado un antes y un después en tu vida, aunque te cueste reconocerlo.

Este conflicto interno no va a traerte otra cosa más que dudas y preguntas sin respuesta.

Olvídate de actuar como si nada y dedica unos minutos a averiguar qué demonios está pasando.

¿Qué ha cambiado? ¿Por qué ya no me siento igual que antes de partir? ¿Por qué cosas que antes no me molestaban me irritan tanto ahora?

 

Coge papel y boli. Necesitas hacer un balance de situación y ver todo esto con perspectiva y por escrito.

Haz una tabla con dos columnas. La primera la llamaremos “Puntos fuertes o fortalezas”. En la segunda anotaremos los “Puntos flacos o debilidades” de tu viaje.

 

Puntos fuertes o Fortalezas

Aquí tomarás nota de los mejores momentos de tu aventura. Desde aquel día haciendo autostop gracias al cual hicisteis dos buenos amigos, hasta aquella noche épica en el hostel tomando cervezas, cantando y tocando la guitarra hasta las tantas con tus compañeros de habitación.

Utilizaré de ejemplo mi propio balance de esta segunda expedición al desierto:

  • Nuevas amistades con personas que comparten mis valores y filosofía de vida.
  • Momentos de reír a carcajadas con los chistes y repetidas bromas del grupo.
  • Hacer autostop por el desierto y acabar montando un moto-carro, un Renault 12 y un trailer en un único trayecto de 30 kilómetros.
  • Ver atardecer y amanecer en el desierto.
  • Convivir durante varios días con la familia bereber de mi amigo Moha.

Y hasta aquí puedo contar. ¡Tendría que dedicar un post completo para recoger todos los puntos fuertes de esta última expedición! Estos son solo unos pocos ejemplos para que puedas tenerlos como referencia al anotar las fortalezas de tu viaje.

 

Puntos flacos o debilidades

¿Cuáles han sido los momentos más desagradables de la aventura? ¿Te has llevado alguna decepción o has tenido algún momento de crisis durante el viaje?

No te limites a la hora de tomar nota de estas debilidades. Estos momentos más desagradables tarde o temprano se acabarán convirtiendo en las anécdotas que repitas una y otra vez a tus amigos y familiares:

  • Estar a punto de perder el único autobús de la jornada por culpa de un taxista que intentó darnos un paseo innecesario por los alrededores de la estación.
  • Golpearme el dedo gordo del pie con la única piedra que había en el desierto, romperme la uña y preocuparme por una posible infección.

Poco más que destacar.

 

Todavía no has terminado el ejercicio y seguro que ya has sacado algunas conclusiones.

¿Cómo se encuentra la balanza? Seguro que esos puntos débiles del viaje resultan insignificantes si los comparas con la infinidad de momentos increíbles que inclinan tu balanza hacia un claro ganador.

 

Aprendizajes

¿Qué conocimientos, actitudes, competencias o valores has adquirido a lo largo de tu aventura?

Quizá hayas ampliado tu vocabulario en alemán, aprendido a preparar unos exquisitos pancakes americanos o descubierto la característica amabilidad y hospitalidad de los árabes.

En mi caso, viajar al desierto, entre otras cosas, me ha servido para obtener una nueva perspectiva respecto al uso que hacemos del agua.

Ducharte sentado en un minitaburete con un cubo o que toda una familia se lave las manos con un mismo pipo de agua te obliga, como mínimo, a reflexionar sobre las ingentes cantidades de agua que desperdiciamos a diario.

Este viaje también me ha servido para consolidar mi vocabulario en árabe.

Ni de coña controlo el idioma, pero saber cómo saludar, dar gracias o conocer algunas frases hechas, me han ayudado a empatizar más con la población local y a tener un trato más cercano con sus gentes.

Haz una lista con todos estos aprendizajes. Te sorprenderás de cómo unas pocas semanas de viaje pueden aportarte mucho más que todo un año en la universidad.

 

Perspectivas

Ahora que ya tienes claro todo lo que tu aventura te ha traído en forma de lecciones y aprendizajes, llega el momento de interiorizarlos y adaptarlos a tu propio estilo de vida.

Cuando estudiaba en el instituto perdía constantemente mi motivación por aprender al no poder aplicar en mi vida todos aquellos conocimientos que había memorizado para los exámenes.

Y es que de nada sirve pasar horas y horas aprendiendo algo si luego no eres capaz de implementarlo en tu día a día.

En mi caso, de nada habría servido esa toma de conciencia con el consumo del agua si al regresar a caso siguiera dejando el grifo de la ducha abierto mientras me enjabono.

Mi expansión de vocabulario en árabe sería de mucha más utilidad si sigo poniéndolo en práctica en mi día a día, y más viviendo en una ciudad con grandes influencias árabes como es Granada. Otra opción interesante podría ser apuntarme a clases de árabe clásico para seguir aprendiendo el idioma.

 

Te dejo algunas ideas como ejemplo para ayudarte en tu proceso de perspectiva y asimilación:

 


 

APRENDIZAJE: Has vencido tu miedo a hablar con desconocidos y has despertado tu curiosidad por otras culturas y formas de vida.

IMPLEMENTACIÓN: Interésate por el día a día de tus vecinos, por sus mayores problemas y preocupaciones o por sus hábitos y rutinas diarias. Sal a pasear por tu ciudad y entabla conversación con algún desconocido, ya sea en la cafetería de un bar, en tu mirador favorito o sacando a tus perros a pasear por el parque.

 


 

APRENDIZAJE: Has aprendido que no necesitas 15 camisetas, 5 pantalones y 4 chaquetas para pasar una temporada de viaje. Tu mochila y tu espalda se han encargado de mostrarte el camino hacia el minimalismo.

APLICACIÓN: Vive con menos cosas. Compra ropa solo cuando sea necesario y aléjate del consumir por consumir. Si tu habitación te parece un cajón desastre, clasifica tus pertenencias en tres cajas: mantener, vender o regalar ¡Tanto trasto no te traerá otra cosa que futuros dolores de cabeza!

 


 

APRENDIZAJE: Tu periplo ha despertado a tu alma viajera. Te has convertido en un ser curioso e intrépido en constante búsqueda de nuevas aventuras. Ya no te importa tanto desplazarte en autostop, dormir en una furgoneta o comer en puestos callejeros.

APLICACIÓN: Busca la aventura en tu propio hogar. Mantén intacta esa curiosidad al regresar a casa. Explora las calles de tu ciudad como si acabaras de llegar por primera vez; coge tu tienda de campaña y escápate un día a la montaña; o proponte realizar retos parecidos a los que te planteabas durante tu viaje.

 


 

Busca la forma de mantener viva esa mágica sensación de no saber dónde estás ni qué día de la semana es.

Ya has abierto las puertas de tu biblioteca viajera. De ti depende dejar que se llene de polvo o seguir ampliando tu colección.

 

Depresion post viaje

 

Tu próxima aventura

Antes de despedirme me gustaría darte un último consejo.

No dejes que tus ansias por coger la mochila y volver a estar en ruta nublen tu visión y te impidan analizar tu situación con perspectiva. Es normal que a los pocos días de regresar de tu aventura no pienses en otra cosa que en volver a marchar. Te entiendo perfectamente.

Pero ten cuidado.

Antes de empezar a planificar tu próxima aventura es vital que dediques un tiempo a analizar e interiorizar todo lo que acabas de vivir. De lo contrario, puede que el motivo por el que desees partir sea desengancharte de la enorme huella que el viaje ha dejado en ti.

Al igual que ocurre con las parejas, de nada sirve buscarte urgentemente un nuevo novio o novia a la que engancharte cuando tu único objetivo es olvidar tu relación anterior.

Hay que aprender a pasar página.

Todas las cosas maravillosas que te han pasado estando de ruta te impulsarán a partir otra vez, algo que aconsejo no hacer hasta estar totalmente sanado.

Imagina tu viaje como una película cuyos créditos acaban de aparecer en pantalla. Ya sabes lo que dicen, las segundas partes nunca son buenas.

En lugar de hacer una continuación de tu primera película, intenta que esta segunda, con un estilo diferente y nuevos protagonistas, supere a tu primera obra.

Siéntete la persona más afortunada del mundo por todo lo que la vida, el viaje y las personas que has conocido te han dado la oportunidad de de vivir.

Centra todos tus esfuerzos en conocerte mejor, saber qué sensaciones te ha dejado el viaje y qué ha cambiado en tu vida, tanto a nivel personal como profesional.

Márcate tus próximos objetivos a corto y medio plazo. Aprovecha todo lo aprendido para hacer tu camino mucho más emocionante y ve calentando el cuerpo para tu próxima expedición.

Antes de que lo imagines la aventura volverá a llamar a tu puerta.

Y esta vez sí que estarás preparado para seguir comiéndote el mundo y escribir la mayor historia jamás contada.

Oliver.-

Separador

 

¡Ahora es tu turno!

  • ¿Qué acciones has llevado a cabo en el pasado para superar tu depresión post viaje?
  • ¿Ya has aplicado alguno de estos consejos? ¿Cuál ha sido tu experiencia?

¡Cuéntamelo en los comentarios! Leo y respondo cada uno de ellos.

 

 

46 comments

  1. Pingback: Miedo al cambio, como superarlo y convertirlo en tu aliado

  2. Pingback: Los 10 mejores artículos para organizar tu viaje por Australia

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *